EL LOCUTOR JUAN ORELLANA NOS DESVELA LOS ENTRESIJOS DE LA LOCUCIÓN DE MODA
“Que no suene a locutor, por favor”. Es oír estas siete palabras y activarse una alarma en nuestro cerebro. Se rompen todos nuestros esquemas y el mismo micrófono que hasta hace un segundo era un fiel aliado se convierte en nuestro peor enemigo. Pero, ¿por qué es tan difícil hacer locuciones naturales? En este post os respondemos a esta pregunta, que tantas veces hemos escuchado en nuestra escuela de doblaje y locución y lo hacemos, como no podía ser de otro modo, con mucha naturalidad.

No os vamos a engañar, la locución natural está de moda y son muy pocos los virtuosos que la dominan. “La complejidad de la naturalidad no es extraer características de la vida cotidiana. Es reproducir emociones para conectar con quien nos escucha” explica Juan Orellana, profesor de LA HABITACIÓN CON UNA CAMA y experto en este tipo de locuciones.
“Entiendo la naturalidad como la expresión oral de un texto unida a la emoción”. Un profesional del micrófono tiene que saber qué es lo que los creativos entienden por naturalidad. Y muchas veces esto se traduce en una locución con características realistas de la vida cotidiana; como una dicción imperfecta, por ejemplo. Es algo que aleja del locutor y acerca a la cotidianeidad. La cuestión es que solo son características de la vida cotidiana, no es la vida cotidiana, la cual está llena de emociones. Por tanto, no es natural. Reproducir emociones sin alejarnos de ese marco cotidiano, pretendido por el creativo, es una de las diferencias que marca el trabajo de un profesional de quien no lo es.
Y entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer? A su juicio, “saber dotar a las palabras de contenido emocional; algo que te permitirá graduar la intencionalidad de una locución desde la naturalidad”. Centrarnos únicamente en la estética con la búsqueda de tonos o de una determinada musicalidad nos limita como comunicadores. “Si trabajamos la expresión oral solo desde los conceptos lingüísticos, nuestra locución pierde espontaneidad, autenticidad y naturalidad”, añade.
Para ser más naturales, nuestra voz y nuestro cuerpo deben ser uno. “Hay que tener en cuenta, a la hora de trasladar el mensaje, la actitud física que impulsa la palabra al receptor”, puntualiza Juan Orellana.
Casi nada, ¿verdad? Pero no os desmoralicéis que, como decimos siempre en nuestra escuela asturiana de locución y doblaje, con esfuerzo y trabajo todo se logra.
Nosotros, como comunicadores/locutores tenemos ese extra que nos permite quitar y poner adornos en función de las exigencias del guión. Entendemos el código, lo hacemos azul, le ponemos aire o adoptamos un tono catedrático. A fin de cuentas, ¡qué sería de nuestras vidas sin estas peticiones insólitas de nuestros clientes que nos descolocan y nos obligan a reinventarnos cada día! Superando las adversidades es como nos convertimos en grandes profesionales.