QUE LOS MALOS HÁBITOS NO DAÑEN TU VOZ: EVÍTALOS CON UNA BUENA TÉCNICA VOCAL
Hay malos hábitos que dañan nuestra voz y eso es algo que como locutor o actor de doblaje no nos podemos permitir. En LA HABITACIÓN CON UNA CAMA te detallamos cuáles son para que puedas evitarlos. Para ello hemos consultado a quienes más saben de este tema: las especialistas en técnica vocal de nuestro estudio de locución y doblaje en Asturias. Ya sabes que sin tu voz no eres nadie en esta profesión. ¡Así que cuidadín (como decimos por estas latitudes) con lo que le haces a tus cuerdas vocales!
Pues vamos con una ‘master class’ en la que descubrirás tres malos hábitos para tu voz que seguro que desconocías. Y, por supuesto, también te proponemos alguna solución:
1. Perder el control sobre nuestra voz.
Y no nos referimos a cuando estamos ante el atril, sino en nuestro día a día. Igual te sorprende descubrir que muchas de las lesiones vocales no tienen nada que ver con nuestra actividad profesional. Pasarse el día gritando en casa o frecuentar ambientes con mucho ruido, por ejemplo, nos obliga a forzar la voz.
Pero los gritos forman parte de nuestra vida, así que asumiendo que no vamos a renunciar a ellos (ni a otras muchas cosas), tendremos que intentar que nuestras cuerdas vocales no sufran. ¿Y esto cómo se logra? Pues desarrollando una buena técnica vocal. Es decir, utilizando los músculos y órganos que producen la voz de forma correcta. Este aprendizaje lleva su tiempo y lo mejor es consultar con un especialista para que nos enseñe cómo hacerlo. Resumiendo: el problema no es gritar ni elevar la voz; el problema es perder el control de ese sonido.
2. Trabajar de forma antinatural con nuestra voz.
¿A que cuando lloras, ríes o gritas no piensas en cómo lo estás haciendo? Eso es porque tu voz sale de forma natural. Sin embargo, cuando tenemos un micrófono delante la cosa cambia. Nos ponemos nerviosos y nos acabamos boicoteando a nosotros mismos. Y cuando esto ocurre “forzamos” ese sonido que nos exige el guión para salir del paso y resolver un trabajo. Y como eso nos funciona, lo volvemos a hacer sin ser conscientes de que nos podemos estar haciendo daño y de que esa práctica a la larga nos pasará factura. Por eso trabajar de forma antinatural es uno de los malos hábitos para nuestra voz que debemos corregir.
No es raro que nuestra voz nos juegue una mala pasada ante el atril porque “nuestra mecánica vocal trabaja mejor cuando responde a necesidades primarias”, según nos explica nuestra vocal coach Ruth Suárez. Para entenderlo mejor nos pone este ejemplo: “si estás en un parque y de pronto un niño se escapa en dirección a la carretera, su cuidador emitirá un sonido agudo y potente para que se pare en seco. Esa persona que ha emitido ese sonido posiblemente no tenga ninguna educación vocal, pero ha logrado su objetivo sin quedarse sin voz”.
Nosotros tenemos que lograr que la voz responda igual bajo las exigencias de un guion. Una buena técnica vocal nos ayudará en este camino. También te proponemos que te estudies a ti mismo cuando hablas, que observes cómo emites sonidos en situaciones determinadas (cuando estás nervioso, cansado, alterado… ) y que intentes reproducirlos. ¡Esta introspección vocal funciona!
3. Romper el equilibrio cabeza – cuello – espalda.
O lo que coloquialmente llamamos “tortuguear” y que consiste en adelantar la cabeza con respecto al resto del cuerpo. “Esto rompe el equilibrio fono-respiratorio”, explica Begoña Quirós, la profesora de técnica vocal de nuestra escuela de locución y doblaje en Asturias.
Esta postura no es natural y no es buena ni para el cuerpo ni para la voz. Por tanto, debemos evitarla tanto en el micrófono como en nuestra vida diaria. Si solo lo hacemos en el atril, quizás el problema es que estamos muy alejados del micrófono. En lugar de adelantar la cabeza, prueba a acercar todo el cuerpo.
A estos tres malos hábitos para nuestra voz se suman otros que seguro que te suenan algo más y que Begoña repasa en este post. Entre las amistades peligrosas para la voz tenemos el tabaco, ciertos alimentos que te detallamos aquí, las bebidas muy frías o muy calientes y las gargantas desprotegidas ante los cambios bruscos de temperatura.
No se trata de ponerse en plan alarmista, basta con tener algo de cuidado para evitar disfonías, lesiones en nuestras cuerdas vocales o inflamación de nuestra faringe, entre otras enfermedades.
Sin embargo, aunque lleves una vida libre de “malos hábitos”, hay otros muchos factores que influyen en nuestra voz como el estado de ánimo, la humedad del ambiente, el descanso o el estrés. Incluso los miedos, los bloqueos, las corazas y los complejos afectan directamente a la fonación.“A la voz le afecta todo”, coinciden nuestras especialistas.
Así que lo mejor que puedes hacer es tener cuidado, pero sin volverte loco. Te sugerimos que incluyas una pequeña rutina diaria que incluya vahos durante la ducha, calentamientos de voz antes de grabar y masajes laríngeos mientras descansas en el sofá, tal y como recomienda siempre la entrenadora vocal Marta Pinillos. Y si esto te sabe a poco, también puedes hacer estos ejercicios.
Ya sabes, nunca te acostarás sin tomar una precaución más (¿o no era así?). Esperemos que te haya resultado útil nuestra ‘master class’.