LAS PAUSAS EN LOCUCIÓN CREAN INTRIGA, REMARCAN IDEAS Y LOGRAN FEEDBACK. ¡ATRÉVETE A PARAR!
En LA HABITACIÓN CON UNA CAMA os pedimos ayuda para resolver un misterio que nos inquieta: la extraña desaparición de los silencios cuando nos ponemos frente a un micrófono. Si al hablar nos salen tan bonitos de forma natural, por qué nos empeñamos en eliminar las pausas de nuestras locuciones. Desde nuestra escuela de doblaje y locución en Asturias os proponemos el siguiente reto: PARAD donde nunca lo haríais. Os aseguramos que el resultado no os dejará indiferentes.
Para romper un texto hay que rebelarse contra los signos de puntuación. Ignorad los puntos y comas y parad donde os pida el cuerpo. ¿Os imagináis lo ridículo que resultaría en una conversación que alguien os marcase los silencios? Pues con las pausas en locución pasa lo mismo. El locutor José Ángel Fuentes incitó a nuestros alumnos, en un curso sobre documentales, a cometer este acto de anarquía alterando todos sus esquemas. “Hay que romper sintagmas con las pausas y parar donde no pararíamos nunca. Genera más expectación y se añade valor a la locución”, les explicó.
Ahí está la clave. Las pausas en locución crean intriga, suspense, dramatismo… en definitiva, enriquecen nuestro discurso. Son un elemento fundamental de la comunicación oral con múltiples usos.
Nos ayudan, por ejemplo, a remarcar palabras. “Todo lo que decimos después de una pausa, le estamos dando importancia”, reconoce nuestra profesora, locutora y actriz de doblaje, Elena Silva. Un recurso esencial en publicidad cuando queremos resaltar la marca o la idea principal de una campaña. Además, gracias a un oportuno silencio involucramos al espectador, le hacemos partícipe del mensaje. En palabras del maestro de la locución natural Juan Orellana, “con el silencio logramos feedbak”.
Los silencios también son muy útiles cuando nos sentimos incapaces de decir seguidas determinadas palabras. Todos tenemos fonemas que se nos atraviesan o días torcidos en que nuestra agilidad verbal va al ritmo de un caracol. Para esos casos, el actor de doblaje Jessie Martínez nos propone el siguiente truco: “cuando queremos separar dos palabras que nos cuestan, podemos hacer una pausita de intención”. Problema resuelto.
Eso sí, aunque los silencios forman parte del discurso, tampoco es cuestión de hacer paradas extrañas a ver si cuela (que nos conocemos). “El silencio tiene que seguir una dinámica, no es simplemente detenerse”, como explica en sus clases nuestra vocal coach, Ruth Suárez:
A estas alturas ya os habréis percatado de que no encontraréis a un solo profesional que no ensalce el valor de las pausas en locución. Ahora bien, que levanten la mano aquellos que cuando se ponen frente al atril pisan el acelerador o entran en modo locomotora y se olvidan de los silencios. Seguro que más de uno se siente identificado porque es uno de los errores más frecuentes; pero hay que saber detenerse. O como les decimos a los alumnos de nuestra escuela de locución y doblaje en Asturias: “no nos puede asustar quedarnos en silencio”.
Así que ya sabéis, atreveos y permitíos hacer pausas en vuestras locuciones porque sólo así (GRAN PAUSA DE EXPECTACIÓN) descubriréis lo que sois capaces de hacer. Elemental, mi querido Watson.