LOS ERRORES QUE NO DEBES COMETER EN UN ESTUDIO DE GRABACIÓN
De los creadores de Cinco reglas de oro para presentarte a un casting de voz llega ahora Cómo comportarse en un estudio de grabación (si quieres que te vuelvan a llamar, claro está). En nuestra escuela de locución y doblaje en Asturias, siempre les decimos a nuestros alumnos que es tan importante saber locutar y doblar como saber comportarse. LA HABITACIÓN CON UNA CAMA presenta… TODO LO QUE NO DEBÉIS HACER en los estudios. He aquí un post sobre normas de conducta, aderezado con mucho sarcasmo. ¡Pasen y lean!
“Un, dos, tres”, “probando”, “no me oigo”. Aquí tenemos al locutor/actor de doblaje impaciente. Ése que en cuanto se acerca al micrófono le entra una angustia existencial porque tarda más de un segundo en escucharse. Un poquito de paciencia, por favor, que el técnico puede hacer magia, pero los equipos son aparatos de costumbres y necesitan su tiempo. Antes de cometer un error tan absurdo, contad hasta tres.
Pero tampoco pequéis de lo contrario y esperéis hasta el décimo ensayo para comunicar que la música que escucháis por los casos está muy alta o muy baja. El objetivo de estas pruebas es precisamente que vayas ajustando los diferentes envíos a tu nivel. Bueno, eso y que el técnico sepa a qué volumen vas a locutar. No es cuestión de dejarle sordo porque con la luz roja te vienes arriba o de que tu voz se haga pequeña, como si estuvieras a miles de kilómetros. Por si no lo sabíais, los ensayos son para que mostréis cómo pensáis realizar el trabajo, no para jugar al despiste.
Y tampoco debemos jugar con el mobiliario del estudio de grabación. ¿Que te parece que el micro, el atril o el pie de micro no cumplen con el feng shui y ardes en deseos de moverlos unos centímetros? ¡Contén tu alma de interiorista! Si el técnico lo ha puesto ahí por algo será. Y si te molesta para trabajar, coméntaselo, pero sin tocar.
Si estos aspectos técnicos ya nos han quedado claros, pasemos a un tema mucho más íntimo. El de nuestra higiene. Sí, habéis leído bien. Ya sabemos que es de sentido común, pero por desgracia, es el menos común de todos los sentidos. Sin rodeos. A los estudios hay que venir bien aseados. Las cabinas son pequeñas, las salas están cerradas herméticamente, suele haber varias personas y el olor (sobre todo el malo) se impregna en todas partes. Y ya puestos, venid con ropa que no suene para que no se cuele ningún ruido. La misma que elegirías si fueseis a atracar un banco. Sigilosos ante todo.
En este remake de buenas conductas, el respeto ocupa un papel protagonista. Nada de interrumpir a un compañero cuando está grabando o decirle cómo lo tiene que hacer si no os han pedido vuestra opinión. Aunque siempre se agradecen los buenos consejos para convertirnos en grandes profesionales del doblaje y la locución; los sabelotodo no molan nada. Hay quien incluso se atreve a juzgar el guión, el ajuste y llevarle la contraria al cliente o al director. ¿Por qué no? Total, solo son quienes nos van a pagar.
¿Y sabéis qué otro aspecto valoran mucho los estudios? La puntualidad, tanto para llegar (cinco minutos antes) como para irse (sin necesidad de coche escoba). Cumplir con nuestros horarios demuestra profesionalidad, que a fin de cuentas para eso estamos aquí, ¡para defender nuestro trabajo en cualquier circunstancia! No hay excusa que valga. Ni sueño, nervios, mocos o enfermedad. Sé prevenido y cuida tu herramienta de trabajo, sobre todo en invierno.
Esperamos que hayáis memorizado nuestras normas de buena conducta. Nosotros se las tatuamos a quienes son tan duros como para formarse y trabajar en nuestro estudio de locución y doblaje. Bueno, vale, se lo damos en un papel, pero les decimos que siempre lo tengan presente. ¿No es lo mismo?